Un ransomware o malware de rescate, es un tipo de programa malicioso cuya finalidad es inutilizar los equipos infectados mediante el cifrado de sus archivos locales o aquellos almacenados en unidades de red conectadas a ellos, para obtener principalmente beneficios económicos, exigiendo a las víctimas el pago de un rescate a cambio de descifrar la información. Con ello, se impide un correcto funcionamiento del equipo, provocando la denegación de servicio, tanto a nivel de sistema como de información, ya que el sistema queda inutilizado y la información inaccesible.
En otras situaciones, el atacante puede actuar de acuerdo a motivaciones no económicas, como pueden ser el hacktivismo o los ataques cibernéticos estimulados por reivindicaciones políticas o sociales.
Desde 1989, primer momento en el que se tiene constancia del uso de un ransomware, este malware ha evolucionado adaptándose a cualquier plataforma actual como Windows, Mac o Android; dando lugar a diversas familias como Petya, WannaCry, Maze o Ryuk; y llegando a ser distribuido en el mercado negro mediante plataformas de Ransomware-as-a-Service (RaaS).
Para minimizar las posibilidades de infección o mitigar las consecuencias de un ataque por ransomware, se recomiendan tomar ciertas medidas preventivas que se explicarán a continuación, agrupándolas por bloques, como objetivo de este artículo de blog.
Hardening del sistema operativo